18 mar 2011

La magia de las flores comestibles


Efecto visual. La cocina actual las aprovecha sobre todo como un elemento decorativo en diferentes recetas

Escrito por: RAYSA CORPORAN Comer flores no es tan exótico ni refinado como se escucha. Un ejercicio mental simple revelaría que con cierta frecuencia incluimos las flores en nuestra dieta diaria: coliflor, brócoli, alcachofa, azafrán...

Según algunos historiadores, los indígenas del continente americano ya comían flores antes de que los españoles llegaran.

Los mexicanos, por ejemplo, aún mantienen la costumbre de comer flores de nopal, calabacín o maguey; el gastrónomo romano Apicio tiene en su recetario un pastel de rosas. Un poco más al oriente, las flores también se hicieron parte de la cocina árabe, en jarabes, guisos y cocidos. Y para un aporte histórico más, se dice que Carlomagno era un apasionado de la malva, la que comía en tortillas o ensaladas.

Para los que desconocen su historia, el arte de comer flores puede ser una cosa sólo para sibaritas.

Pero pensando esto tampoco nos alejamos mucho de la realidad. Comer flores hoy es más complicado que antes, sobre todo costoso. Alberto Martín, chef ejecutivo del Hotel Occidental El Embajador, explica que esto “es costoso porque no son flores como las que compras en la calle. Las flores comestibles deben ser productos orgánicos, es decir, que no hayan sido rociadas con pesticidas”.

Ahora bien, cuando están asequibles no se debe desaprovechar su gran poder para resaltar la estética de los platos. “Yo creo que en el aspecto visual es tremendo, porque puedes tener una gran variedad de colores en una sola flor. En la cocina también se usan mucho los microbrotes para decorar”. Asegura que aportan sabores muy suaves y delicados. ¿Para convencerse? las flores también tienen un aporte nutricional de proteínas, vitaminas, almidones y aminoácidos.

¿Cuáles se comen? Lo más común es comer pétalos de rosa o de calabacín, pero también flores como los claveles, malvas, orquídeas, pensamientos, violeta pueden comerse.

Las flores de tabaco, dedalera, azalea, hiedra inglesa, azafrán de otoño, azucena del valle, entre otras, son dañinas.