19 sept 2010

Aloe Vera, para una piel sana




Es una planta con grandes propiedades, que se ha utilizado desde tiempos remotos en Grecia y Egipto y en la actualidad se conoce como la planta de la eterna juventud. Sus hojas contienen una savia transparente de la que se extraen compuestos aplicables sobre la piel o ingeridos para obtener efectos sistémicos.

Incluye un elevado porcentaje de agua y una resina rica en activos farmacológicos:, como polisacáridos -glucomanano, glucosa, fructosa-, resinas protectoras -Aloína, ácido cinámico-, ácido salicílico, vitaminas A, E, C y ácido fólico, oligoelementos -calcio, sodio, zinc-, aminoácidos -lisina, metionina-, enzimas -oxidasa lipasa-, ligninas y saponinas.


A nivel dérmico es limpiador, antiséptico, bactericida, fungicida, antivírico, antiprurítico, mejora la circulación sanguínea, destruye los tejidos muertos, regenera, cicatriza e hidrata.

A nivel digestivo es purgante a dosis altas, colagogo, nutritivo, tratamiento del estreñimiento ocasional y a nivel reumatológico es anestésico y antiinflamatorio que trata dolores musculares.
En la piel es adecuado para quemaduras solares, químicas, térmicas, irritaciones, dermatitis, urticarias, heridas, acné, verrugas, sabañones, forúnculos, infecciones por hongos (pie de atlesta) y herpes entre otros. No debe ingerirse durante menstruación, embarazo, hemorroides sanguinolentas o hemorragias genitales, ni dárselo a los niños.
fuente:nutrición pro