18 feb 2013

Juan Dolio destino turistico

Por Odalís Fernández Casado

JUAN DOLIO, S.P.M.- No hace muchos años que San Pedro de Macorís era el Polo Turístico No. 1 de la República Dominicana, abarcando esa denominación desde la margen occidental del Río Higuamo hasta Boca Chica.

Sin embargo, distintos acontecimientos han determinado no sólo la pérdida de la indicada condición sino también que Juan Dolio y Guayacanes prácticamente hayan desaparecido como destino turístico en la Región Este.

Entre tales acontecimientos se pueden citar las cuantiosas inversiones realizadas en los últimos años en infraestructura hotelera en Bayahíbe, Bávaro y Punta Cana y la construcción de monumentales torres de apartamentos que han transformado a Juan Dolio de destino turístico en mercado inmobiliario.

Grandes hoteles como Villas del Mar, Sheraton y Metro han desaparecido, cediendo sus espacios a lujosos edificios de apartamentos con vista al mar, muy apetecidos y reclamados por gente adinerada de la Capital y otras localidades del país para el descanso de los fines de semana o breves temporadas de descanso más prolongado como Navidad o Semana Santa.

No se sabe en qué momento el Dr. Luis José Asilis y el Grupo Metro tuvieron la acertada visión de que todo estaba dispuesto para dar un giro de 360 grados en estas tierras y había que poner el ojo en otras posibilidades de inversión y/o cambiar drásticamente la oferta de la zona de habitaciones hoteleras a apartamentos para vivienda permanente o temporal. Lo cierto e irrefutable es que las inversiones inmobiliarias han tenido un éxito rotundo.

En la actualidad apenas permanecen disponibles las ofertas de habitaciones de Capella Renaissance, Coral Costa Caribe y Embassy Suites (este último dentro de las instalaciones de Metro Country Club), mientras que poco a poco se van convirtiendo en ruinas las instalaciones de Talanquera, Decameron y otros hoteles que antes tuvieron muy buena acogida en el área de Juan Dolio.

En Juan Dolio, hay que decirlo, se está dando un notable contraste: mientras por un lado crecen las torres de apartamentos como si pretendieran llegar hasta el cielo, por otro lado, las pequeñas construcciones, desde las cuales se ofrecían antes bienes y servicios a los turistas, lucen en proceso de abandono y en no pocas de ellas cuelga un “SE VENDE” que parece dejar claro que todo está cambiando.

Mientras se observa el panorama descrito uno como simple observador de los cambios se pregunta qué se podrá hacer no solo para que sobrevivan las instalaciones hoteleras aun existentes sino para que se levanten otras y para lograr que coexistan en armonía en Juan Dolio y Guayacanes el destino turístico y el próspero mercado inmobiliario.