8 dic 2012


ABEL  EJEMPLOS DE FE

“Aunque murió, todavía habla”



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ABEL contemplaba su rebaño de ovejas que pastaba tranquilamente en la ladera al atardecer. Entonces, miró a la distancia, mucho más allá de sus ovejas, a donde se veía un leve resplandor. Él sabía que allí estaba una espada envuelta en llamas que giraba y giraba sin cesar, bloqueando el camino al jardín de Edén. Sus padres habían vivido allí, pero ahora ni ellos ni nadie más podía entrar. Imagínese a Abel, con el cabello un tanto alborotado por la brisa, alzando los ojos al cielo y pensando en su Creador. ¡Cuánto deseaba que algún día se cerrara la brecha entre el hombre y Dios!
Abel, el segundo hijo de Adán, nos está hablando hoy. ¿Puede usted oírlo? Tal vez le parezca que eso es imposible, pues murió hace mucho tiempo. Sus restos se convirtieron en polvo hace casi sesenta siglos. Además, la Biblia nos enseña que los muertos “no tienen conciencia de nada en absoluto” (Eclesiastés 9:5, 10). Y no solo eso, sino que en las Escrituras no aparece ni una sola palabra pronunciada por Abel. ¿Cómo puede entonces hablarnos?
Inspirado por Dios, el apóstol Pablo dijo lo siguiente sobre Abel: “Por [medio de] ella, aunque murió, todavía habla” (Hebreos 11:4). ¿Por medio de qué sigue hablando? Por medio de su fe. Abel fue el primer ser humano que cultivó esa hermosa cualidad. Tuvo una fe tan ferviente y profunda que su ejemplo continúa vivo. Si estudiamos su ejemplo y nos esforzamos por imitarlo, es como si él realmente nos estuviera hablando.
Fuente: La atalaya