30 dic 2012

Sagrada Familia: Jesús, María y José

Se dice que la familia cristiana es una iglesia doméstica y de este con­cepto podemos aprender muchas cosas. Todos los padres y madres están llamados individualmente a desem­peñar un papel especialísimo en la formación y sustento espiritual de sus familias. El ejemplo de la Sagrada Familia nos permite reconocer al menos dos características que nos conviene adop­tar para nuestras propias familias: la obediencia y el amor a Dios. En esta lectura se aprecia que la Virgen María y San José cultivaban estas cualidades en la vida espiritual de su familia. Obedecían la ley judaica y cada año iban a Jerusalén a celebrar la fiesta de la Pascua (Lucas 2,41), de acuerdo con la Ley de Dios. Así, por obediencia al mandamiento y por amor al Señor, la Sagrada Familia participaba en esta celebración; iban a Jerusalén con ese propósito y así le daban buen ejemplo al pequeño Jesús. Hoy los padres de familia deben dar también buen ejemplo a sus hijos, para que éstos lleguen a ser buenos cristianos y personas de bien. En la Sagrada Familia se evidenciaba un profundo amor y devoción, y se ve que compartían las enseñanzas de Dios, lo que queda en claro porque Jesús fue hallado en el templo cuestionando a los maestros de la ley y contestando sus preguntas: “Y todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas” (Lucas 2,47). Era claro que la Santísima Virgen y San José le habían enseñado correctamente la doctrina a Jesús y le habían dado ejemplo de amor y obediencia, de modo que el Niño es­taba bien preparado para recibir, enten­der y aceptar lo que su Padre celestial le enseñaría. Mucho se benefician hoy las familias cuando estudian y siguen el ejemplo de amor, obediencia y fidelidad de la Sagrada Familia. El grupo familiar de hoy puede ser en efecto una iglesia do­méstica y reflejar todo lo que constituye el Cuerpo de Cristo en general, donde el Señor puede actuar con libertad y poder. “Padre eterno, es cierto que no siempre entendemos todo, pero te pedimos que nos concedas la gracia de amarte de todo corazón y obedecer tus mandamientos.” Eclesiástico 3,2-6.12-14;. FUENTE . REVISTA ATALAYA